Dwarf Fortress es un juego de rol y estrategia en el que controlaremos a un grupo de enanos aventureros en su misión de construir una colonia. El problema está en que lograrlo no será nada fácil y lo más normal es que acabemos con nuestra fortaleza derruida. No obstante, lo importante de Dwarf Fortress no es el final, sino todo el camino recorrido y las historias que se han generado.
Comenzaremos la partida creando un mundo persistente que se mantendrá impasible al paso de todas las partidas que juguemos. Este mundo irá moldeándose con cada nueva colonia enana que intentemos construir; además, se verá afectado por el propio algoritmo del juego que convierte a Dwarf Fortress en un título vivo a todos los niveles. Las civilizaciones crecerán, serán destruidas, aparecerán otras nuevas, entrarán en guerra... Este ciclo de vida sin fin es lo que ha logrado que el juego de Bay 12 Games se convierta en el mito que es.
La profundidad de las mecánicas de juego es tan compleja como sorprendente. Podremos hacer prácticamente todo lo que imaginemos dentro de las gargantuescas reglas del juego. Ya sea creando una fortaleza de enanos o investigando las peligrosas mazmorras del juego, estos dos modos de juego nos permitirán vivir de un modo diferente la experiencia que ofrece Dwarf Fortress.
Si logramos superar la curva de aprendizaje de Dwarf Fortress, algo que nos hará sudar de lo lindo, nos espera un juego espectacular e inmenso. Se trata de un título que nos hará vivir algo distinto a lo acostumbrado en el mundillo de los videojuegos.
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